lunes, 20 de mayo de 2013

Counting Pulses




Un enfriado corazón que solo se queda frío
Un corazón que ya está muerto, que ni siquiera palpita
Quedándose con todos los demás, pero dejándome a mi
Un rayo de esperanza, que era en realidad como un trozo de hielo
Aun que las personas dicen que... 
no es mi tiempo aún
"No mueras"
"trata de respirar una vez mas"



Bien, hoy fue un día bastante extraño. Un lunes un poco anormal. Llegué al trabajo casi en punto, me cambié y empecé a hacer cosas del día-a-día, mientras tanto charlaba un poco con mi compañera (a la cual casi sin conocer, ya adoro). A la tarde me dio antojo de pizza (me esta por venir, tengo ganas de comer. It's normal) y fui re feliz a comprar dos pedacitos, para mi compañera y para mi, mientras ella me preparaba el té (sí, un amor. me preparó el té). Entonces nos pusimos a hablar, para que pasara el tiempo un poco más rápido; estabamos bastante tranquilas. Casi no había habido clientes en el día, asique nos relajamos. 

Ella perdió al tío hará cosa de dos meses (no "hará cosa", hace dos meses exactos) y fue un golpe muy duro. Mientras ella me hablaba de como se sentía al respecto, yo me empecé a sentir mal por ella y por mi. Básicamente, porque sé todo el tiempo y lo difícil que es el proceso de acostumbrarse a vivir sin alguien, sin tenerlo al lado, poder llamarlo, pasear, hablar, o simplemente hacer las cosas que solían hacer juntos. 

Fue inevitable acordarme de mi viejo, más que nada porque yo le conté mi experiencia. Y fue masomenos tan dura como la de ella, lo único que lo salvan son las distancias cronológicas. Pero bueno, ¿Qué  le puedo decir en esa circunstancia más que la verdad? Uno no supera estas cosas, simplemente se acostumbra a vivir con la ausencia, y poco a poco, como los recuerdos se vuelven cada vez más lejanos y distantes, van quedándose en el cajón de las memorias. 

O al menos ese es mi mecanismo, no sé. Ni siquiera sé que tan mal o bien me hace ser así. 

A veces a penas me acuerdo de su voz. 

Lo que sí tengo muy presente son sus gestos, rascarse la pelada, ponerme abajo de su campera cuando tenía frío o llovía, abrazarme muy seguido, agarrarme la mano muy fuerte para que no me suelte... Sus ravioles con salsa los días que íbamos a su casa, comprarme los TRIX o el cereal NESQUIK. No sé, son cosas que agradezco haber vivido con él. 

O agradezco acordarmelas. 


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