martes, 12 de febrero de 2013



Quizás la clave para ser realmente libre 
Sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites 
Ser honesto con uno mismo 
Centrarse en lo importante y olvidarse del ruido 
Quizás la clave para ser realmente libre 
Sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites 
No cegarse con los objetivos 

Tratar de relajarse y vivir algo mas tranquilo


Porque termine haciendo lo que todos hacen si se supone que siempre me sentí diferente, he sido un cobarde disfrazado de valiente siempre pendiente de que dirá la gente.

martes, 5 de febrero de 2013

Haz de luz en mi memoria

No había escrito hasta entonces nada que mereciera la pena ser leído. Su mano movía el lápiz de a momentos rápido, otros dudoso y otras tachaba tan violentamente que perforaba 4 hojas del pilón que tenía enfrente.

Era un escritor frustrado y no le costaba reconocerlo. Se pasaba noches enteras con su trasero pegado a la silla de su escritorio y, en vez de acumular palabras o ideas, acumulaba bollos de papel en el cesto de la basura que tenia a un costado. Una pila que crecía y crecía conforme pasaban las noches en vela.

La última novela que había escrito (y para su desgracia la única publicada) estaba basada en su propia historia personal. Hacía mucho más de un par de años (y quizá tantos que si no fuera por el libro se habría olvidado de su propia experiencia) su vida se había convertido en un drama por diferentes sucesos que BaekHyun cree que no es necesario que mencione ahora.

En resumidas cuentas, su capacidad de proyectar luz le habían convertido en un fenómeno incrementando a niveles inimaginables su popularidad y reconocimiento y eso le había llevado a hacer muchísimas locuras, el tipo de locuras que la gente con poder suele hacer: ir a varios prostíbulos, muchísimas fiestas, mucho alcohol, droga y por demás cosas que destrozaron su vida en varios niveles. Y a la gente le encantaba eso. BaekHyun se hacía a la idea de que, detrás de la puerta de entrada de su casa, pisando el asfalto de la ciudad, había muchísima gente loca. ¿Divertirse, o entretenerse con el sufrimiento de los demás? ¿Qué era eso? Una locura.

Se levantó por primera vez en horas de su asiento y caminó lentamente hacía la ventana, observando su tenue figura proyectada en el vidrio. Los años y su mal estilo de vida cuán adolescente le habían deteriorado bastante: con 37 años era bastante delgado y debido a su altura casi que parecía un fantasma, sus anteojos de marco negro le hacían ver más viejo aún y su cabello desorganizado le daba toda la pinta de ser un vagabundo. Se había esforzado bastante, desde la decisión de dejar las drogas a los 25 años hasta ahora, por recuperar un poco de peso, por vivir más plenamente.

Pero sus planes se veían frustrados (tanto o más como su escritura) cuando intentaba recordar algo que no fuera su etapa salvaje: algo que le diera fuerzas, parecido a un momento de felicidad; era irónico que, siendo capaz de producir luz con sus manos, era incapaz de producir una mísera gota de luz en sus recuerdos, completamente oscuros e inaccesibles.

Rio para sus adentros y alzó la diestra a la altura de sus ojos, haciéndola titilar, como hipnotizándose. Estaba sonriendo como idiota cuando un recuerdo le golpeó tan brutamente que perdió el control de la luz y se encandiló. Sorprendido por su propio descubrimiento y tropezando con sus propios pies fue animadamente hasta la silla.

Tomó el lápiz. Lo apoyó en el papel. Y comenzó.

Un nombre, un rostro, un cuerpo comenzaron a flotar en su memoria. Y entonces decidió que era hora de contarle a todos y a nadie el motivo por el cual decidió por el mal camino hacía casi 10 años.

Entonces, en el papel comenzó a formarse una historia, muy probablemente tan dramática como su primera novela y con un final mucho más...doloroso.

Mientras las letras formaban palabras, y éstas a su vez formaban oraciones, BaekHyun pronto se dio cuenta que frente a él comenzaba a tomar forma su propia historia de amor,  que, al igual que muchas otros aspectos de su vida, había sido frustrada.

Gracias a ese haz de luz en su memoria, la historia comenzó a florecer en la hoja, así como también sus recuerdos. Y, conforme avanzaba, se dio cuenta que aquel sentimiento que alguna vez tuvo por aquel chico de tez morena no había desaparecido. En absoluto.

Las lágrimas caían ligeras y pequeñas, rodando por sus mejillas, haciéndole prometerse a si mismo que mañana contactaría otra vez a Kai y le daría otro intento a esa historia.

Pensaba, ilusionado, cambiarle el final y terminar con un "Y vivieron felices para siempre".

domingo, 3 de febrero de 2013

Azucar Flotante con gusto a Pomelo-Melón

Todo el ambiente olía a fruta, tan dulce que repugnaba a Kris. YiXing encontraba gracioso el gesto que tenía impreso el más alto en el rostro;  con su espalda pegada al respaldo de la silla, le miraba con la nariz y el entrecejo fruncidos.

-¿Azúcar?- preguntó inocentemente YiXing, tendiéndole la azucarera.

-No, gracias - se oyó la respuesta burlona, incluso hasta ofendido- ya hay suficiente azúcar en el ambiente- tomó su cuchara e hizo como si se estuviese sirviendo en la taza un poco de azúcar del aire.

YiXing rió angelicalmente, captando al instante la completa atención del más alto. Mientras Lay se sentaba como si sus movimientos fueran en cámara lenta, Kris se dedicó a observarle más detenidamente como lo hacía cada vez que Lay perdía noción de lo que pasaba al rededor y se entretenía respirando o, como en ese caso, sentándose.

La luz de la lámpara que reposaba sobre la mesada de la cocina a unos metros de ellos era tenue y perfecta. Le daba de lleno en la parte izquierda del rostro contrario dejandole ver con más claridad lo pura y lisa que era. Su piel estaba algo bronceada, lo cual le daba el aspecto de ser cálida y tenía toda la pinta de ser acariciable .. Sus ojos rasgados  sutilmente alargados y de mirada tierna mezclada con ensoñación hacían temblar el duro corazón de Kris, que de pronto fijó su atención en su larga cabellera que colgaba suelta cayéndole lisa por la espalda. El alto pensó en ese momento que si no fuera porque YiXing era mujer (o porque él fuera Gay) sería su novia.

De súbito y como si ambos se hubiesen despertado de un largo sueño, sus miradas se cruzaron y quedaron clavadas como dos estacas en la tierra, sin poder desviarlas. El tiempo pareció detenerse en ese instante.

Kris no tenía idea que, en ese momento y gracias a que sus ojos no se apartaban de los de YiXing, algo dentro de los pantalones del más bajo había comenzado a levantarse, produciéndole incomodidad y ruborizándole las mejillas.

Kris tomó un sorbo de té absorto en sus pensamientos,  mirando un punto fijo en la mesa, mientras que Lay, cansado de intentar conquistarlo aparentando ser mujer, iba a dar por vencido su amor confesándole su verdadera naturaleza.

YiXing suspiró preparándose, imitando el movimiento de Kris y dándole un sorbo a su té con sabor al Pomelo-Melón que había en el ambiente.

viernes, 1 de febrero de 2013

Inspirado en: Lucifer - SHINee



Incluso si trato de evitarte,
no puedo encontrar un lugar donde esconderme
He sido atrapado por ti,
quien ni siquiera puedo negar
Si se trató de amor, si realmente me quisiste,
no me hagas esto
Su susurro es el de Lucifer

Se habían conocido de una forma insólita, y por eso era quizás que tan cercanos se habían vuelto. Desde el primer instante que ellos comenzaron a compartir más que el aire que respiraban, supieron que se pertenecían e inevitablemente, sus ojos quedaron atados a los de ella que lo miraban, lo miraban tanto que se sentía intimidado.

Y luego de que el tiempo pasara sobre ellos, luego de que los minutos se llevasen las horas, que las horas se llevaran los días, que los días se llevasen los meses y los meses los años, él entendió que estaba atado a su mirar.

Entendió que compartían absolutamente todo, desde que se levantaban hasta que se acostaban bien entrada la noche; compartían algo más que simples palabras o simples roces tímidos. Compartían de todo, menos quizá la intensidad de su amor. Porqué cuando él quería respirar, ella ya le estaba sacando el aliento otra vez, presionándolo.

Cuando de vez en cuando tenía esas oportunidades de estar solo por las calles, el ángel lo disfrutaba hasta que ella llamaba preocupada preguntándole cuanto le faltaba para verse, para decirle cuanto lo amaba. Para atarlo, una y otra vez. No conocía la clase de amor que ella ejercía, no era humano.

Él entendió entonces, que ella ya no era ella.

Si me atas y me atrapas
Entonces el amor también está atado
El futuro también está atado
No puede crecer más
Desahógate totalmente y mírame
Te consolaré sólo a ti, te consolaré plenamente sólo a ti

Él quiso un buen día comenzar a respirar su propio aire, poder salir sin presiones, al fin ser libre de aquella persona que lo estaba absorbiendo, que lentamente le estaba quitando con un abrumante dolor todas y cada una de sus plumas… Despacio, como para que sintiera que si él se iba y la dejaba sola, lo iba a pagar.

Afirmaba y ponía sus manos al fuego: ella estaba segura que Dios los había hecho el uno para el otro y en cada abrazo él sentía como sus manos no eran manos y como sus deseos dejaban de ser santos. El ángel no quería dejar de volar por los cielos, pero aquella persona, ya irreconocible, lo ataba con sus garras y pegaba sus cuerpos con desesperación. Había algo que él no lograba entender del todo y que no estaba en el deber de aquel simple ángel entenderlo.

Simplemente estaba atado a un destino, a vida entera con aquella no-persona que lo controlaba cada vez que su pecho subía y bajaba o cada vez que sus ojos se cerraban para volverse a abrir en milisegundos, en segundos, minutos, horas o incluso a veces hasta días enteros.

Ella lloraba mucho porque sentía distante a su ángel, que, cansado, la consolaba en silencio asegurándole que nunca iba a alejarse. Porque él estaba ahí para ella, esa era su única misión en la tierra.

Sin embargo, ella siempre seguía arrancando plumitas de sus alas que cada vez dolían más: pero no importaba realmente, porque siempre que tenía la posibilidad el ángel seguía volando bien alto en el cielo. No quería impedimentos para ser feliz ni barreras terrestres que le pudiesen sacar aquello que más atesoraba. Su libertad era única y especial, porque era suya y era la única cosa que no podía compartir.

Cuando el ángel estaba con ella, él ya no podía sentir aquello que esa persona le provocaba hacía bastante tiempo atrás. Muchos otoños y primaveras pasaban frente a sus ojos pero ya ni siquiera las hojas cambiaban de color; simplemente caían para luego estar bien en el verano o para nunca estar en el invierno. Él ángel no podía admirar ya más los colores del atardecer, ni cuando los miraba desde abajo, ni cuando subía a buscarlos.

Se sentía común con ella, como cualquier otra persona que estuviese pisando la tierra y no como un ángel cuya única misión era permanecer hasta cumplir con la misma.

Pero no por eso él había llegado allí. Todo lo que había esperado de su vida jamás se cumpliría. Estaba atascado en un presente que jamás sería futuro, pero que tampoco contaba con un pasado. No había progreso si ella no progresaba a la par de él. Ella sacaba las plumas sin remordimientos, no podía progresar, pero podía hacer que él tampoco lo hiciese.

Los dos estaban atascados en una flor marchita, que aún no quería ser arrancada de la tierra.

Tu innegable encanto es el de Lucifer
Tu innegable magia es la de Lucifer
Cuando me acerco a ti
Con tu rostro angelical
Di que la razón por la que vivir soy yo
Dilo

Incluso a pesar de saber que no progresaban. Incluso después de saber que estaban atados eternamente por un hilo que ni controlaban ni podían romper; incluso después de saber que algún día muy cercano debía volver de dónde había venido y dejarla por fin para gozar de la libertad que se le había estado privando, él permanecía.

Inmóvil.

Desplegaba sus alas de vez en cuando, ya casi no podía volar y entendía porque ella ya no se aferraba tanto a él. Un pájaro sin alas jamás abandona a su dueño si no es corriendo… Pero cualquier cosa que corre puede ser alcanzada.

Ella hacía algo que lo provocaba y lo incitaba, quizás era el masoquismo por aquellas cosas que nos hacían sentir vivos a través del dolor o quizás el simple hecho de que la única vida que él tenía era no teniendo ninguna clase de vida, sino la que compartía con ella.

Él le repetía miles de veces todas las noches, las mañanas y las tardes que nunca la iba a dejar, porque para eso él había nacido y bajado de lo más alto.

Pero nada le aseguraba a el que alguna vez lo fuese a dejar y, ya demasiado débil para volver de donde había venido, no iba a tener nada. Ni siquiera su libertad lo iba a poder salvar si ese era el caso.


La primera vez que te vi, me detuve por un tiempo
Como si alguien estaba apoderándose de mi corazón, sin dejarlo ir
(en paz)
Tomaste todo, todo, todo, todo, todo, todo mi corazón así como así
Haces que mi corazón se detenga cuando no estás aquí

Fue en algún día de la semana, en algún momento del día, en verano, otoño, primavera o invierno en el cual su mundo se dio vuelta y él se mareó. Cuando pudo pararse no pudo reaccionar, porque había algo que le faltaba y otro algo que le sobraba.

Ella había salido, no sabía donde estaba, y no le importaba… A su parte conciente realmente no le importaba.

Por dentro sentía desangrarse, porque al final ambos se habían atado. Él, luego de unos días sin peleas, había recuperado sus plumas y ahora que ella no estaba podría irse en busca de aquella libertad que tanto anhelaba.

Pero no tenía algo que era fundamental. Dentro de su pecho había algo que no era enteramente suyo, o al menos así lo creía. Miró hacia fuera por una ventana sucia y descubrió entonces el sol del atardecer.

Estaba matizado con colores vivos, rojo, naranja e incluso un poco de azul, como hacía meses no lo veía.

El ángel se asustó y huyó de los nuevos colores que ahora lo inundaban mentalmente, era demasiado en un minuto, en un día de aquel año para alguien que no entendía lo que estaba viviendo, lo que había estado viviendo desde que la había conocido.


Las historias de amor que compartí contigo
Miras hacia los mismos lugares que yo
Cuando sentimos que no podemos obtener más perfección
Sólo mírame fijamente, me quieres más, más, más, más, más, más
Sólo mírame, eres el centro de cada cosa, cosa, cosa, cosa, cosa, cosa

Lo compartíamos todo desde hacía mucho tiempo, pero el ángel sentía muchas cosas suyas. Su mirada era suya, pero dejaba de serlo cuando ella capturaba sus ojos y los escaneaba esperando encontrar algo dentro de ellos que ella no conociera.

Quería más, para poder dar más. Pero desde que los colores habían vuelto de una forma que no esperaba había descubierto que, cada vez que miraba una cosa, si estaba al lado de ella era más brillante, más intenso y más importante.

No entendía que era lo que se traía entre manos el destino que los había unido de esa forma. No entendía su amistad ni su afinidad y tampoco entendía como la veía en todos lados sin que ella estuviese en el lugar.

Pronto debería volver con aquel que le había dado la vida, su misión allí estaba a punto de terminar. Pero no deseaba eso. No deseaba nada más que las cadenas que lo ataban a ella fuesen más gruesas.

Estaba loco. Era un demente.

Desde antes, algo está mal, has actuado extraño
El amor que conocía se ha ido de mi lado, uno por uno
Todo lo que tengo eres tú


Admitía que se sentía completamente extraño, porque ahora quien sentía distante a ella era él y no entendía el motivo. El mundo humano era muy complicado para un ángel, sobretodo luego de conocerla.

No recordaba mucho, recordar no era la tarea de un ángel, pero si sabía muchas cosas y una de ellas era que estaba solo allí. No tenía amigos pues no sabía como hacerlos y ahora ella era la dueña de toda libertad entre los dos, permitiéndose dejarlo solo.

Ya no debería de importarle porque teniendo ella el derecho de salir, también lo tenía él. En esos momentos era en los cuales aprovechaba para salir volando a cualquier lugar y poder ver como antes todas las pequeñas siluetas de los hombres o los siempre tan imponentes edificios que muchas veces debía esquivar.

Pero ciertamente ya no se sentía igual cuando volaba.

Porque ella no estaba, porque ella no podía compartir ni el cielo ni la eternidad con él.

Siento que me he convertido en un payaso atrapado en un castillo de cristal
Bailo para ti, quien nunca estará satisfecha
Me ves abiertamente, tocando mi cerebro
Creo que me he convertido en un tonto
Creo que cada vez estoy más y más atraído a ti

Se sentía como la rosa de la vida, la rosa de la bestia; estaba encerrado pero podía verlo todo con suma claridad y transparencia. Veía las intenciones de los demás, las entendía y modificaba a conveniencia de su no-persona, de su ella.

Y a pesar de todo lo que él hacía, a ella parecía no serle suficiente como para saciarla. Lo conocía mejor incluso que a la palma de su mano, un buen chico al cual cuidaba como podía y amaba con todas su fuerzas. Un chico sobre-protegido con una novia extremadamente celosa que lo conocía de pies a cabeza.

Un peligro. Un delirio. Una completa locura.

Él quería por fin volver a volar lejos, pero se sentía atado a ella en más de una forma. Porque ahora no era solamente el hecho de que la no-persona lo monitorease todo el tiempo o no lo dejase respirar, había algo más que él no podía identificar del todo.

Quizás, las emociones humanas comenzaban a mezclarse con sus emociones de ángel; quiénes solo podían dar amor en todas sus formas pero jamás recibirlo si no era de su Dios. Un Dios que los mandaba a la tierra con una misión, un Dios que los obligaba a volver una vez finalizada.

Así se manejaba él.


No es que te odie o que me desagrades
Es solo que ese tipo de mirada es un agobio, es todo
No voy a ningún lugar
He esperado por ti así, solo mirándote

Los días volvieron a pasar y el ángel ya nunca volvió a sentirse igual.

Desde aquella mañana aquel día del algún mes cuando abrió los ojos y vió los colores, un mecanismo dentro de él del cual desconocía total existencia comenzó a funcionar y mientras los días pasaban aquel mecanismo marchaba cada vez más rápido.

Ya no se separaba de ella en ningún momento, no dormía solo por mirarla hacerlo, por escuchar su respiración o sentir como su aliento se mezclaba con el aire una vez atravesaba sus labios.

Desde la ventana, al lado de la cama, en el marco de la puerta. Ella no sabía que él siempre la observaba en todo momento porque se estaba volviendo loco. El ángel enloquecía por la presencia de la no-persona.

Ya no le molestaban los celos, no le molestaban los llamados ni sus quejas. Ahora era él quien se quejaba cuando ella no lo llamaba, cuando se acercaba a otra y ella no reaccionaba.

Ahora era ella quien lo miraba mal cada vez que su teléfono sonaba en los momentos menos adecuados; era ella quien, después de abrazar a su mejor amigo, le devolvía la mala cara a su ángel.

Tu mirada me captura
Como los días pasaban, se convirtió más nítida
Estoy cansado de tu obsesión
He sido muy cortado, mi corazón está sangrando
Cuando estoy apunto de morir
Ella viene a mí como un ángel, diciendo “te quiero”
Aunque yo sabía que realmente eras tú
Me confundes

Pero él seguía cayendo por ella una y otra vez completamente inconciente de ello, ninguno de los dos se daba cuenta que se habían vuelto tan cercanos, que ya no peleaban nunca por celos o por espacio.

Ambos eran uno.

Pensaban, pestañaban, respiraban y suspiraban la misma cantidad de veces todos los días, todo el tiempo. Uno se obsesionó con el otro y, el otro, estaba en proceso de no entender eso que le pasaba. Por su puesto, el ángel no sabía que era obsesión lo que crecía dentro suyo, por eso aún pasaba sus noches mirando a su no-persona.

Pero un buen día como aquel que despertó cambiado su Dios acudió a él.

-¿Por qué tardas tanto en regresar? – le preguntó su voz grave y potente, intimidante, desde algún punto perdido en el vacío.

-No siento que sea el momento, mi señor – se disculpó haciendo una profunda reverencia, dejando ver sus blancas y brillantes alas.

-Tu momento pasó hace mucho, mi querido hijo, ¿Por qué aún permaneces? – volvió a resonar su voz. El ángel se irguió y miró hacia un costado, encontrándose con una ventana… Detrás de ella, estaba su no-persona preparando el almuerzo. - ¿Qué es lo que ves? – le preguntó, mandando una brisa a través de la ventana.

-Le dará frío si hace eso – se quejó sin mover su mirada y sonriendo estúpidamente, calmado, como si realmente no tuviese enfrente a su creador.

-¿Entonces te haz enamorado? – luego de minutos de silencio sepulcral, la voz de su Dios volvió a resonar en el lugar.

-¿Qué es estar enamorado? – preguntó con inocencia girando su rostro intrigado al resplandeciente cielo.

-Estar enamorado, mi querido hijo, significa muchísimas cosas – una brisa tibia envolvió al ángel, quien solo disfruto del roce de su Dios – pero principalmente, estar enamorado es vivir felizmente junto a otra persona que siente lo mismo por uno. Mi querido Mehiel, tu momento en este lugar terminó cuando ella sanó completamente, cuando dejó de llorar sobre tus hombros todas las noches rogando que no te fueras y la dejaras sola. Ahora hay que volver.

-No quiero, mi Dios, ya no quiero volver al paraíso – miró con tristeza a su Dios; éste le respondía de la misma forma. El viento se volvió frío y Mahiel se sintió abandonado – Mi vida debe transcurrir aquí, porque así fue como lo escribiste.

-Lo escribí pensando que tu amor a mi era más grande que mi poder – dijo la voz grave, fuerte y triste del altísimo – Pero ahora veo tu futuro – hizo una prolongada pausa, mientras su no-persona se sentaba a descansar – Lamento mucho despedirme de ti, Mahiel. Nunca pensé que serías uno más de los tantos desertores – la voz se fue apagando y Mahiel sintió un dolor desgarrador en su espalda.

Entonces vio con asombro como cada una de las plumas de sus alas se desprendían y como, por más que intentase agarrarlas en el aire éstas cortaban sus manos haciéndole profundas heridas, que sabía nunca iban a desaparecer.

-¡No me deje mi señor! ¡No me deje! – le pidió gritando, deseando con todas sus fuerzas que el dolor desapareciese. Pidiendo clemencia a un Dios que ya no conocía.

-Desde ahora en más se te conocerá por el nombre de Lucifer, el ángel desertor. – su voz hizo una pausa, viendo como su ex-ángel se retorcía de dolor en el pasto verde de la primavera recién llegada – Y yo no fui quien te dejó… Tú me dejaste a mi.

En ese mismo instante una ráfaga de viento sopló fuertemente terminando de arrancar con violencia las plumas de sus alas, dejándolo en el suelo.

Pensó que la sangre iba a recorrer cada centímetro de su piel, pensó que le iba a doler el resto de su vida su espalda. Pero ni bien el cielo perdió brillo y la brisa dejó de soplar, se vio tirado en la misma posición en la que había quedado cuando el viento había venido para llevarse sus alas, sin absolutamente ningún dolor. En cambio, podía sentir la felicidad creciendo a cada segundo dentro de su corazón.

Entonces rió, gritó completamente feliz, sintiendo los pasos apresurados por el pasto de ella quien no dudó en tirarse al lado suyo. Inmediatamente fue contagiada por la felicidad de él y juntos se pusieron a reír.

Luego de jugar, de revolcarse por el pasto como dos locos (aquella locura que solo los enamorados poseen) ella lo tomó del rostro y él vio en el la cara de un ángel. Frente a sus ojos se alzaba el rostro de la perfección, ¿Era eso realmente amor?

-Lucifer – lo llamó sonriente de oreja a oreja.

-Lilith – le incitó él a hablar acariciando sus mejillas.

-Te amo.

Definitivamente, en el momento en que ambos labios sellaron una promesa silenciosa, él supo que ella era un ángel caído, incluso su nombre lo decía.

Quizás, y solo quizás, por esas causalidades de la vida, Dios había escrito el destino de aquellas dos no-personas en la misma hoja de su cuaderno.

Quizás, y solo quizás, ambos estaban destinados a ser ángeles perdidos en la tierra.

Pero ahora ambos entendían lo que era el amor y que ahora no eran más que humanos en un mundo que les ofrecía millones de oportunidades solo presentes para aquellos que estén dispuestas a tomarlas.

Porque, al fin y al cabo, quien le susurraba a ella…. Era Lucifer.

La tentación. El mal. Todo lo prohibido.

Y era de ellos.

Viejas en el bondi.

V i e j a s. Adjetivo calificativo usado por jovenes adolescentes para describir ancianas molestas, que por su edad imponen los privilegios que uno debería darle por educación. También suelen imponer sus privilegios en lugares inapropiados: cuando uno tiene una cosa en el changuito del super y ellas tiene 20, tienen la osadía de pedirte que las dejes pasar; cuando van al fondo del bondi y te miran con cara de pobres infelices y...

Y ahi vamos a detener la descripción.

No tengo nada en contra de las personas ancianas. En absoluto, siempre que estoy en  los asientos de adelante y viene una persona mayor se lo cedo, siempre les sonrio y las trato bien, en la fila del super las dejo pasar primero y siempre le sostengo la puerta para que pasen.

Pero me molestan esas viejas que se van, en un bondi lleno, hasta el fondo para que les des el asiento. Para colmo te miran y te miran como si de esa forma te fuesen a convencer de que es lo correcto, llaman a la amiga que esta parada mas adelante como para dar más pena y no entienden ni tienen consideración con uno. Todos tenemos el mismo derecho a estar sentados en el colectivo, viajar tranquilos y sin que los molesten.

Queridas personas ancianas: sus asientos son los 6/8 que están adelante de todo, abajo de un cartel que dice  "Estos asientos están resevados para personas con movilidad reducida. Por favor ceda el asiento".

Me produce mucha incomodidad que se te queden mirando lastimosamente para que les des el asiento, porque creen que es mas fácil mirar a alguien haciéndolos sentir mal para que les den el asiento, que ir a una de las personas (que son las realmente desconsideradas) que se sientan adelante estando en perfecto estado físico y no pedírselo.

Me molesta mucho esta situación, si me voy a sentar atrás y evito los asientos vacíos de adelante es justamente para evitar esta situación. Yo se que trabajo poco, pero eso no significa que no este cansada o que tenga un viaje largo de vuelta a casa y no merezca estar sentada.

Creo que lo peor de la situación es que no conforme con mirarte mal cuando están paradas, te miran mal cuando se sientan al lado tuyo  y una sigue incomoda durante hora y media que dura el viaje.

Amo a las ancianas amables pero odio a estas viejas de mierda....