martes, 5 de febrero de 2013

Haz de luz en mi memoria

No había escrito hasta entonces nada que mereciera la pena ser leído. Su mano movía el lápiz de a momentos rápido, otros dudoso y otras tachaba tan violentamente que perforaba 4 hojas del pilón que tenía enfrente.

Era un escritor frustrado y no le costaba reconocerlo. Se pasaba noches enteras con su trasero pegado a la silla de su escritorio y, en vez de acumular palabras o ideas, acumulaba bollos de papel en el cesto de la basura que tenia a un costado. Una pila que crecía y crecía conforme pasaban las noches en vela.

La última novela que había escrito (y para su desgracia la única publicada) estaba basada en su propia historia personal. Hacía mucho más de un par de años (y quizá tantos que si no fuera por el libro se habría olvidado de su propia experiencia) su vida se había convertido en un drama por diferentes sucesos que BaekHyun cree que no es necesario que mencione ahora.

En resumidas cuentas, su capacidad de proyectar luz le habían convertido en un fenómeno incrementando a niveles inimaginables su popularidad y reconocimiento y eso le había llevado a hacer muchísimas locuras, el tipo de locuras que la gente con poder suele hacer: ir a varios prostíbulos, muchísimas fiestas, mucho alcohol, droga y por demás cosas que destrozaron su vida en varios niveles. Y a la gente le encantaba eso. BaekHyun se hacía a la idea de que, detrás de la puerta de entrada de su casa, pisando el asfalto de la ciudad, había muchísima gente loca. ¿Divertirse, o entretenerse con el sufrimiento de los demás? ¿Qué era eso? Una locura.

Se levantó por primera vez en horas de su asiento y caminó lentamente hacía la ventana, observando su tenue figura proyectada en el vidrio. Los años y su mal estilo de vida cuán adolescente le habían deteriorado bastante: con 37 años era bastante delgado y debido a su altura casi que parecía un fantasma, sus anteojos de marco negro le hacían ver más viejo aún y su cabello desorganizado le daba toda la pinta de ser un vagabundo. Se había esforzado bastante, desde la decisión de dejar las drogas a los 25 años hasta ahora, por recuperar un poco de peso, por vivir más plenamente.

Pero sus planes se veían frustrados (tanto o más como su escritura) cuando intentaba recordar algo que no fuera su etapa salvaje: algo que le diera fuerzas, parecido a un momento de felicidad; era irónico que, siendo capaz de producir luz con sus manos, era incapaz de producir una mísera gota de luz en sus recuerdos, completamente oscuros e inaccesibles.

Rio para sus adentros y alzó la diestra a la altura de sus ojos, haciéndola titilar, como hipnotizándose. Estaba sonriendo como idiota cuando un recuerdo le golpeó tan brutamente que perdió el control de la luz y se encandiló. Sorprendido por su propio descubrimiento y tropezando con sus propios pies fue animadamente hasta la silla.

Tomó el lápiz. Lo apoyó en el papel. Y comenzó.

Un nombre, un rostro, un cuerpo comenzaron a flotar en su memoria. Y entonces decidió que era hora de contarle a todos y a nadie el motivo por el cual decidió por el mal camino hacía casi 10 años.

Entonces, en el papel comenzó a formarse una historia, muy probablemente tan dramática como su primera novela y con un final mucho más...doloroso.

Mientras las letras formaban palabras, y éstas a su vez formaban oraciones, BaekHyun pronto se dio cuenta que frente a él comenzaba a tomar forma su propia historia de amor,  que, al igual que muchas otros aspectos de su vida, había sido frustrada.

Gracias a ese haz de luz en su memoria, la historia comenzó a florecer en la hoja, así como también sus recuerdos. Y, conforme avanzaba, se dio cuenta que aquel sentimiento que alguna vez tuvo por aquel chico de tez morena no había desaparecido. En absoluto.

Las lágrimas caían ligeras y pequeñas, rodando por sus mejillas, haciéndole prometerse a si mismo que mañana contactaría otra vez a Kai y le daría otro intento a esa historia.

Pensaba, ilusionado, cambiarle el final y terminar con un "Y vivieron felices para siempre".

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